Rojo y gualda

Rojo y gualda

“Sólo con reserva o billete” (en checo) gritaba el conductor del autobús que me llevaría de vuelta a Brno. Yo llevaba billete, comprado en internet, pero billete. Bueno, eso creía yo. Cuando los compré, imprimí lo que decían que imprimiera. Yo creía que era el billete. Al subir al autobús en Brno, a la ida, el conductor miró mi folio y cogió una carpetilla (como las de los billetes de avión de antes) de la que arrancó la primera hoja y me entregó el resto. Bueno, pensé yo, esto es el billete. Pues no. Vale sí, es el billete, pero sólo el de ida. Así que cuando en Viena le entregué la misma carpetilla con el folio al conductor, me dijo que aquello no era el billete. “Virgen de Regla, ya estamos” pensé yo mientras decía “sí es, es el billete”. Pero el hombre decía que no señalando el filito que había quedado de arrancar la primera hoja, y para mi bochorno, señalando además con su blanco dedo Brno-Viena. Pero parece que la luz se hizo en su cabeza, y se dio cuenta de que también tenía una carpetilla de billetes junto al volante. Así que arrancó la correspondiente página, me dio el resto y yo, relajado y contento como unas pascuas, busqué donde sentarme.

Como eran las 5 y media, aún había luz suficiente, así que me puse a leer sin necesidad de iluminación artificial. Pero para que mis ya casi cincuentones ojos no se esforzaran demasiado, decidí que era mejor encender la lamparita, y pulsé el botón correspondiente. La luz se encendió, pero aquello más parecía una discoteca que un cómodo rincón de lectura. “Nefunguje” dije yo mirando al chico que se había sentado a mi lado. Por respuesta sólo obtuve una sonrisa, con lo que renuncié a la esperanza de tener una conversación con él.

“Sorry” me dijo la chica que iba en el pasillo cuando se dio cuenta de que estaba poniendo su melena morena encima de mi kindle. “No pasa nada” dije yo, en español. Es que era una erasmus española e iba con más erasmus. Esto fue nada más salir de Mikulov. Este autobús hace una parada en este vinícola pueblo para dejar y recoger pasajeros. De hecho, allí se bajó el chico que estaba a mi lado. Esta vez había más gente de la cuenta esperando, y como al chófer lo tendrá muy bien aleccionado su jefe, no quiso dejar a ningún pasajero en tierra. No creo que fuera buena voluntad o solidaridad, sino más bien optimización del servicio. Así que los nuevos pasajeros ocuparon no sólo los escasos asientos libres, sino también el pasillo y los huecos de las puertas de salida. Alguno, incluso, hizo algunas fotos. La verdad, no era de extrañar que la chica invadiera mi espacio vital con su pelo. Muy limpio eso sí. Es lo que tiene esta época del año, que te encuentras erasmus españoles (y otras nacionalidades pero esos no entablan una conversación contigo) por los sitios más inesperados. Yo ya había renunciado a seguir leyendo “El palomo cojo” porque el barullo del autobús y las conversaciones de fondo en español hacían que la mente se me fuera. Claro que tampoco ayudaba que ya era casi de noche y la lámpara del autobús funcionaba de aquella relajante manera. Pues la chica era de Almería ¡qué pequeño es el mundo! “¿Y usted de donde es?” se ve que a pesar de la penumbra, la chica notó la considerable diferencia de edad. “De Chipiona, pero viví 15 años en Almería antes de venirme a esta república”.

No le para la pata a NiEstá, pensareis mis queridos (y escasos) lectores. Pues sí, me para. No es oro todo lo que reluce. Además, esta pequeña infidelidad a esta república fue por un buen motivo: celebrar el día de la Hispanidad, o del Pilar, o de la Raza, como cada uno lo quiera llamar. Estas son cosas muy de emigrante aunque tiene delito que llevando ya 5 años de dura vida de emigrante, ésta sea la primera vez que el que esto cuenta lo celebra. La culpa es de LeónPeregrino. “Voy a organizar una cena con amigos de la cofradía para celebrar el día de la Hispanidad. Me gustaría que vinieras, y de paso, me ayudas a cocinar”. A uno, que no le gustan esos trajines, le faltó tiempo para confirmar la asistencia.

Yo no conocía a nadie, excepto a LeónPeregrino. Los invitados al ágape éramos dos amigos suyos y sus respectivos, y yo sin respectivo como es público y notorio. Total 6. 4 hispanohablantes y 2 germanohablantes. Yo jamás pensé que pudiera existir un austríaco ingenioso y divertido, pero haberlos, haylos, doy fe. Y además, con un amplio conocimiento de glorias benditas centroeuropeas e italianas, como demostró después de la cena haciendo uso de Youtube. La cena en sí misma consistió en escalivada (que trajo uno de los 4 hispanohablantes, catalán él), unas empanadillas de atún y otras de espinacas con frutos secos y pasas que preparé yo, y un magnífico pollo al horno con pimentón de la Vera y salsa romesco que preparó LeónPeregrino. Creo que me ha salido un serio competidor. Por supuesto, en honor al día, unas banderitas de España pinchadas en las empanadillas por si a alguien se le olvidaba qué estábamos celebrando (la escalivada y la salsa romesco podrían llevar a confusión: no, no estábamos celebrando la Diada).

“¿Tú sabes trinchar un pollo?” me preguntó LeónPeregrino. “¿Yo?” respondí, con una o muy larga. “Pues habrá que aprender” continuó él. “¿Cómo?” dije yo. “Pues Youtube, como hacen los jóvenes” que no se diga que no es un hombre de recursos. Esto fue antes de que llegara nadie, mientras el pollo estaba en el horno. No sé cómo lo hizo, ni siquiera vi el vídeo, pero en la mesa apareció un pollo trinchado.

Como decía antes, la sobremesa consistió en glorias benditas, con FranzJohan ejerciendo de dj. Pero, una vez que todos se marcharon, llegó la hora de la clase Rocío Jurado. Sí. No es admisible que un bosnio se conozca el repertorio de la más grande, y un leonés la conozca sólo de oídas. Y eso, un paisano suyo, no lo puede consentir. Lo que LeónPeregrino no sospecha ni remotamente, es que en cuanto se ponga a tiro, le va a caer una clase de Carnaval de Cádiz. Difusión de la cultura, ya lo decía yo hace tiempo.

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4 respuestas a Rojo y gualda

  1. Tuonela dijo:

    A ver, a ver, que una historia lleva a otra y me pierdo en mi propio comentario…

    Las historias de autobuses son fascinantes. Sobre todo cuando uno no es el protagonista. Recordaré por muchos años el trayecto Brujas – Amsterdam con la compañía Eurolines, sentada al ladito justo de la puerta de un cuarto de baño portátil que casi me mata. Eso que dicen de que cuando uno está cegato como un topo tiene más desarrollados los otros sentidos debe ser cierto, porque aquello apestaba más a tubería que a azufre el infierno. El caso es que para aguantar así las casi 5 horas de viaje empecé a echar colonia a espuertas en la bufanda y me la relié en la cabeza en un intento desesperado de suicidarme por una intoxicación de Nenuco, una muerte mucho más digna, dónde va a parar. Y ahí, justo delante mía, cagándose en Bélgica, Holanda y media Europa, una de Valencia. Y no me digas tú que las penas no se llevan mucho mejor cuando uno puede despotricar a sus anchas en su idioma materno.

    Lo del Día de la Hispanidad se me ha vuelto a pasar otro año. Me llegó una invitación de la embajada a un sarao que parece ser se celebra todos los años, pero me pilló pringando en la cocina de unos grandes almacenes en su semana loca, algo así como la Semana Fantástica de El Corte Inglés, pero llena de rubios. Y allí estaba tu colega, con su cuchillo y su uniforme, muy mono él.

    Quiero la crónica de la clase de Carnaval de Cádiz, no nos puedes privar de ella a tus no sé si escasos, pero exigentes lectores.

    No sé si despedirme a la vieja usanza, en plan carta de puño y letra, parece que el comentario se me ha ido un pelín de las manos…

    • No te preocupes por dejar comentarios muy largos. Total, eres la única que los deja (cosa que agradezco enormemente) con lo que el espacio disponible es todo tuyo. Ya se han perdido las formas, la gente pasa por aquí y ni siquiera saluda 🙂
      No me quiero ni imaginar 5 horas de autobús oliendo a Nenuco concentrado. Y lo de «reliada» en la bufanda me ha llegado al alma. Veo que mi amigo jamonero y tú compartís bastantes saraos, creo que va siendo hora de dar un paso al frente, ahora que llegan estos días de oscuridad y frío y apetece estar en casa, comiendo jamón recién cortado 😛
      Lo de la clase de Carnaval de Cádiz, me temo que será en varias sesiones. Por que no sólo habrá que explicar los diferentes estilos, quién es quién en el Carnaval. Eso valdría para alguien de la zona. Pero para alguien de León, me temo que también habrá que hacer traducción simultánea a un castellano comprensible para él 🙂 🙂

  2. hermano dijo:

    Mucho tiempo hacía que no me reía tanto….cuando necesites carnaval ya sabes…llama a tu cuñado..je, je.

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